Dentelladas al litoral
El cambio climático no es una broma. Lo sabemos por una ingente cantidad de estudios científicos, por las alertas de los organismos internacionales y por la movilización política a escala mundial siempre insuficiente frente a una catástrofe que se desarrolla a cámara lenta. También por la aparición, en el ámbito local, de fenómenos hasta ahora desconocidos, como los incendios forestales de sexta generación, los reventones convectivos, las olas de calor prolongadas o las lluvias torrenciales, entre otras vicisitudes meteorológicas extremas. Además está lo que ocurre en el mar, digamos en el Mediterráneo, que se calienta de forma excesiva y devora en un ejercicio constante las playas del litoral.
Puede parecer anecdótico, pero es más bien sintomático. Esta semana se supo que la Demarcación de Costas en la Comunidad Valenciana ha suspendido un trasvase de arena previsto entre las playas de El Perellonet y de El Perelló, pedanías de la ciudad de València y de Sueca, respectivamente, porque los vecinos del primer núcleo no están de acuerdo con la operación. El alcalde de El Perelló, Juan Botella, expresó así su desolación: “Hoy mismo el mar se encuentra a escasos centímetros de uno de los muros del paseo marítimo del Perelló. Cuando venga un temporal se verá afectado y yo me pregunto si la Delegación del Gobierno asumirá la reparación de los daños cuando se produzcan, porque es su obligación proteger el paseo marítimo y las propiedades de los ciudadanos de la acción del mar”.
Botella no echó la culpa a los habitantes de El Perellonet sino que aseguró: “Todos somos conscientes de que la aportación de arena es un parche que durará unas semanas o meses, esto lo sabemos hace años, por eso ya no queremos limosnas, reclamamos medidas definitivas como los escollos artificiales, que protegen la costa y regeneran la flora y la fauna”.
El vicealcalde de València y concejal de Ecología Urbana, Sergi Campillo, dijo entender la queja de los vecinos de El Perelló, coincidió al señalar que los aportes de arena “no dejan de ser actuaciones puntuales”, aunque asumió que, “mientras no haya una solución técnica, son necesarias soluciones como añadir arena de manera artificial”. Sin embargo, tal vez debido a su formación académica como biólogo y a su experiencia científica, apuntó más lejos.
“Tenemos una regresión generalizada de toda la costa, un cóctel explosivo en nuestras playas. La regresión de las playas pasa sí o sí por la aportación artificial de arena, porque no hay aportación natural. Sin ello, el balance siempre será negativo”, reconoció el vicealcalde, pero advirtió contra soluciones “insolidarias” como los espigones, que trasladan el problema hacia el sur, o contra el “efecto barrera” de infraestructuras como el mismo puerto de València que agrava la erosión. Y emplazó al Ministerio de Transición Ecológica a “convocar ya una gran conferencia científico-técnica para establecer medidas y solucionar esa regresión”.
Se acerca la época en la que suelen desencadenarse los temporales, que cada año dejan más desperfectos en paseos marítimos y zonas urbanizadas en las que seguramente nunca se debió construir. Y lo que ocurre en las playas al sur de València, junto al parque natural de L'Albufera, es un ejemplo de cómo se acentúan las dentelladas que el Mediterráneo va dando al litoral. El problema de la defensa de la costa es grave. Los estudios científicos señalan que el nivel medio del mar ha subido 17 centímetros en cuatro décadas como consecuencia del aumento del calor. Más de 19 millones de españoles viven en las costas por lo que, tal como ha señalado Ecologistas en Acción, “nos encontramos en una situación geográfica especialmente sensible al aumento de temperatura”. En algunos puntos la arena ya es un bien que empieza a escasear. Se la están tragando las olas con ese perseverante movimiento que, como diría Paul Valéry, “siempre recomienza”. Y la respuesta política va mucho más despacio que la erosión.
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