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El Hondo, 30 años como Parque Natural de uno de los humedales más importantes del mundo

El parque natural de El Hondo de Elche.

Emilio J. Salazar

Elche —

Es uno de los humedales más importantes del mundo como acredita la Lista de Humedales de Importancia Internacional, también conocida como la Lista de Ramsar, por su interés para la conservación de la biodiversidad y por su interés ecológico. Sin embargo, el de El Hondo sigue siendo ese gran desconocido. Este fin de semana, Elche y Crevillent celebran el 30 aniversario de su declaración como Parque Natural con la mirada no solo puesta en el devenir de estas tres décadas sino sobre todo en los frentes abiertos que tiene que superar, entre los que destaca el de emerger del anonimato en el que se encuentra.

El Consell aprobaba el 12 de diciembre de 1988 el decreto por el cual El Hondo pasaba a ser considerado Paraje Natural de la Comunidad Valenciana. “Esta declaración implicó ordenar y regular los usos económicos y sociales que tenía entonces para que fueran compatibles con los intereses como Parque Natural”, rememora Vicent Sansano, presidente de la Junta Rectora. Esta distinción llegaba poco después del ingreso de España en la Unión Europea, lo que supuso, por un lado, una intensa adaptación del cuerpo legal español en materia ambiental al europeo y, por otro, y más complicado, “un cambio de mentalidad”.

Esto ha generado alguna que otra disputa en un enclave de 2.387 hectáreas, de las que la Administración solo dispone del 25%, frente al 65% de la Comunidad de Riegos de Levante Margen Izquierda del Segura y el 10% de pequeños propietarios. La última, arrastrada desde hace una década, ha sido resuelta por el gobierno valenciano tras una sentencia del Tribunal Supremo por la que el Consell debe pagar más de 9 millones de euros en concepto de compensación más otros dos millones en intereses por prohibir la caza en el coto de El Hondo.

Paradójicamente, el fallo judicial va a permitir al Parque Natural adoptar mejoras necesarias para su modernización. Y es que Riegos de Levante ha aprobado en su última junta –en connivencia con la Generalitat- destinar parte de la indemnización a la construcción de una desalobradora, una planta que tendrá la función de desalinizar las aguas del río Segura cuya salinidad no era apta para todos los cultivos, mejorando la calidad ecológica de los embalses.

El siguiente paso consistirá en mejorar la gestión hídrica de los embalses, lo que conlleva, a corto plazo, el control de la sobrepoblación de especies invasoras como la carpa común. Hasta ahora, las soluciones han pasado por el desecado del envase, “un parche” para Sansano que reclama inhibidores eléctricos colocados en las tomas de agua de los azarbes para evitar la entrada de los alevines. Esta técnica, todavía en estudio, sustituiría a las mallas actuales que cortan el paso únicamente a las carpas gordas, pero no a las pequeñas. Precisamente el desecado fue de las primeras acciones del hombre en la época musulmana sobre esta zona pantanosa, con la finalidad de lograr un terreno cultivable. Más tarde, en el siglo XVIII se logró drenar el terreno y en los años cuarenta del siglo XX Riegos de Levante construyó los dos embalses actuales para redistribuir el agua para los agricultores.

Cambio climático

De esta forma, el marjal actual constituye “un elemento fundamental en la lucha contra el cambio climático”, asegura el catedrático de Biología y Geología Vicent Sansano, al ser un ecosistema “de los más productivos del planeta”, capaz de fijar cantidades ingentes de dióxido de carbono. Pero esto no impide que el cambio climático siga haciendo mella en El Hondo.

Sansano pone el ejemplo con la cerceta pardilla, una de las cerca de 200 especies que encuentran en el Parque Natural su hogar en determinadas épocas del año. Este ave, una de las más amenazadas del planeta, acostumbra acudir en primavera y verano y emigrar a África a finales de agosto o principios de septiembre. “Pero la semana pasada todavía quedaban unas 30”, alerta el presidente de la Junta Rectora. Asimismo, el pato cuchara, que llega en invierno procedente de los países bálticos, sobrevuela cada vez menos este espacio porque la suavidad de los inviernos en Europa hace que se queden en Francia o Inglaterra.

A este respecto, la Asociación de Amigos de los Humedales del Sur de Alicante (AHSA) ha denunciado que el Hondo ha perdido el 90% de las aves reproductoras desde 2015, “de los niveles más bajos en los más de 30 años de seguimiento de las aves nidificantes de este espacio natural”, afirman en un comunicado, quedando especialmente afectada la malvasía cabeciblanca, especie de pato catalogado en peligro de extinción, cuyo censo autonómico ha pasado de 85 parejas a solo 3 en tres años.

“Se trata de una estimación exagerada”, responde Sansano, socio fundador de AHSA. “Los censos de reproductores tienen altibajos, registrando unos años más y otros menos. Eso ha ocurrido con la cerceta pardilla por ejemplo, de unos años se pasó de 9 a 10 parejas reproductoras a 100 y luego bajó. Hay que ver series largas”, concluye.

Visitantes

El principal reto de los gestores de El Hondo sigue siendo el de captar la atención de los visitantes. “Este aspecto está por desarrollar”, reconoce Vicent Sansano. Los buenos datos de asistencia, doblando el número de visitantes de 11.000 en 2015 a 24.000 en 2017, invitan al optimismo.

Visitelche ha editado esta semana un completo folleto que viene a sustituir el material obsoleto que tenía desde hacía tiempo el enclave. A esta acción hay que sumar otra de la Associació per al Desenvolupament Rural del Camp d’Elx (ADR) que, junto con el organismo dependiente de la concejalía de Turismo del Ayuntamiento de Elche, han lanzado un vídeo de 12 minutos –tras más de 200 horas de grabación- para poner en valor el turismo ornitológico.

Este atractivo se complementa con el conocido como birdwatching -observación de aves- también en auge. Aunque Sansano insiste en reivindicar el que pueden ejercer las personas con movilidad reducida -y carritos de bebe- gracias a un circuito adaptado a través de pasarelas sobre el agua (ruta amarilla). “Hemos pasado en treinta años de ir con nuestros padres o abuelos a El Hondo a que puedan disfrutar del entorno personas en silla de ruedas y esa es la mejor imagen”, concluye.

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