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ANÁLISIS

La exmujer de Ábalos irrumpe en el caso con acusaciones sobre su vida personal pero sin pruebas de los delitos investigados

José Luis Ábalos y Carolina Perles, en una imagen de archivo.

Sergi Pitarch

València —
9 de septiembre de 2025 22:31 h

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Carolina Perles, exmujer del todopoderoso exsecretario de Organización del PSOE entre 2017 y 2021, José Luis Ábalos, enterró este lunes en prime time televisivo la credibilidad del también exministro ante sus amigos y fieles. La agente de policía local de València en activo contó con pelos y señales su tormentosa relación sentimental con su expareja sin aportar ninguna prueba que pueda ayudar al Tribunal Supremo a esclarecer el conocido como 'caso Koldo'.

Pese a la poca sustancia penal de la declaración de Perles, la exmujer de Ábalos deslizó una variada retahíla de situaciones de la vida privada del exministro, “pastillas azules” incluidas, que han alimentado la carnaza de sus enemigos, pero que poco aportarán al esclarecimiento de la verdad. Incluso en la declaración posiblemente más sustanciosa, en la que asegura que tras ser apartado de todos sus cargos, Ábalos “no paraba de viajar” y le llamó la atención que llevaba “una cantidad de dinero [en efectivo] inusual”, no dio grandes alegrías a los investigadores que tendrán difícil sostener ninguna acusación con la foto de un sobre lleno de billetes de 100 y 50 euros mostrado en televisión. Sí que le podrá servir a los amantes de la carroña de la vida privada. “Que miren en su pasaporte”, añadió.

Los pocos avances penales que dio el primer capítulo de la serie de Perles, que repetirá la semana que viene en un segundo episodio y en una entrevista en directo, sí que han servido para minar y destrozar la credibilidad del exministro ante los pocos amigos personales que le quedan en València y Madrid tras el estallido del caso Koldo. Porque Ábalos, y bien lo sabe él, lo que ha hecho es decepcionar a cientos de personas, tanto a las que nombró en decenas de cargos públicos como a las que le siguieron por ser el único secretario provincial del PSOE que se subió al Peugeot de Pedro Sánchez para ganar Ferraz y la Moncloa.

De momento, una de las pruebas más sustanciosas que tiene el Tribunal Supremo contra Ábalos, y de paso argumento principal para mantener en la cárcel a Cerdán, es la transferencia que la trama hizo a la fundación Fiadelso. Como contó en exclusiva elDiario.es, el exministro usó la presunta red corrupta para abonar deudas con la Generalitat por gastos de dinero público injustificado de la ONG que fundó hace tres décadas y que acabó gestionando su hija Tatiana: la Fundación Internacional de Apoyo al Desarrollo Local y Social (Fiadelso).

Fiadelso, ONG en la que Ábalos embarcó a muchos de sus amigos, acabó pringada por 4.472,33 euros abonados en 2018 por Servinabar tras ordenarlo Koldo y autorizarlo Santos Cerdán. Es una de las pocas transferencias negro sobre blanco que acreditan los usos de dinero ilegítimo para caprichos del exministro. Tras estas revelaciones sobre el uso del dinero opaco hechas por elDiario.es, muchas de las personas que confiaban en el político acabaron por abandonar el barco.

Fiadelso, que consiguió sus mejores ingresos públicos en era de Francisco Camps en la Generalitat, fue denunciada e investigada en varias ocasiones por el PP valenciano y nunca encontró nada. Todos los proyectos realizados en Latinoamérica fueron justificados y en más de 30 años de trayectoria nunca le fue revocada ninguna subvención. Fue en su período de liquidación cuando el nombre de la fundación ha quedado manchado por su fundador, algo que algunos de sus amigos ya no le perdonan.

Amigo de la izquierda y de la prensa conservadora

Ábalos sostuvo su carrera asociándose con todo el mundo. Como los Lannister de 'Juego de tronos', el hombre que cumplía todos sus pactos. Hasta cuando perdía los procesos internos. Desde las facciones más izquierdistas del PSPV-PSOE a los periodistas más conservadores tenían sitio en su mesa. En la actualidad, y es otra actitud que ha erosionado su credibilidad ante sus fieles, Ábalos se ha echado en manos de personajes de dudoso pelaje para defender su honorabilidad.

Tras la tormenta, en el PSPV-PSOE nada queda del abalismo, que llegó a ser un contrapeso tal que puso en cuestión el liderazgo de Ximo Puig. Siempre sin que la sangre llegara al río. Los afines a Ábalos se han reciclado disciplinariamente y sin hacer ruido en las dos nuevas corrientes del socialismo valenciano: la mayoritaria de Diana Morant, donde se han quitado el apellido, y la minoritaria del secretario provincial de Valencia, Carlos Fernández Bielsa, donde cada vez se reivindica menos al ex secretario general aunque llegaron a decir que eran el “nuevo abalismo”.

Carolina Perles, sin aportar ninguna prueba de ningún delito, sí que ha acabado de enterrar a Ábalos y su legado. Si es que algún día lo hubo.

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