“Sufrimos racismo cada día, social e institucional”
Vienen del África subsahariana, del Magreb, de Asia, de América Latina... Unos son cristianos, otros musulmanes. Pero todos tienen algo en común, se encuentran a miles de kilómetros de sus casas, en un país extraño donde la mayoría de veces son recibidos con recelo y prejuicios. Cerca de una veintena de colectivos de inmigrantes (ecuatorianos, colombianos, cameruneses, marroquíes, pakistaníes, senegaleses, guineanos, argentinos...) han decidido aunar sus fuerzas a través del Foro Alternatiu de la Inmigració en Valencia para reclamar sus derechos “pero también cumplir con nuestras obligaciones”, afirman.
Como explica Mauricio Pinto, de Entre Iguales Valencia, el Foro nació en 2002 como respuesta a las políticas en materia de inmigración del ayuntamiento que entonces dirigía el PP de Rita Barberá. Tras un parón en su actividad a causa de la crisis, el colectivo resurgió con fuerzas renovadas hace un par de años como plataforma de reivindicación, “si estamos mejor organizados, mejor podremos defender nuestros intereses”, así como para “expresar lo que sentimos” de una forma unitaria y generar sinergias trabajando en positivo.
No obstante, los problemas de todos estos colectivos, si bien son similares en algunos aspectos, difieren enormemente en otras cuestiones. Por ejemplo, Ahsan Javed, de Pak Friends Valencia, lamenta la identificación generalizada que existe entre el Islam y el terrorismo. Así, recuerda cómo en Valencia hay 5.500 pakistaníes, la mayoría musulmanes, y Pakistán es un país aliado de Estados Unidos en la guerra contra los talibanes. “Somos víctimas, con 60.000 muertos en ese conflicto, pero mucha gente siente rechazo cuando ve nuestro color de piel cuando simplemente pretendemos ganarnos la vida”, afirma Javed.
En este sentido, Pinto hacía referencia al racismo “institucional, que sentimos cuando tratamos con la administración, y social” del que son víctimas, sobre todo aquellas personas con un color de piel más oscuro, “hemos sufrido una política de criminalización, con redadas en determinados barrios y controles policiales en los que se para e identifica a unas personas y no a otras en función de su color”. “Sufrimos racismo todos los días”, lamenta el camerunés Rigobert Fotso, de Amidie, que no obstante puntualiza, “he estado en Alemania y allí me sentí peor”.
Al respecto, el argentino Óscar Cusano, de Martín Fierro, explica lo que siente cada vez que ve un control policial, “sólo paran a los negros. No me puedo ni imaginar estar así todo el día”, mientras que Rigobert Fotso y el senegales Elhadj Bougague Boiro apuntan: “Cuando te paran no te dicen que es porque eres nego”. Boiro reconoce que su experiencia con respecto a otros países es muy diferente, “he vivido en Francia, Bélgica, Suiza... y es como la cara y la cruz”.
El Foro, que está presidido por la ecuatoriana Marta Salazar, pretende ser una plataforma desde donde denunciar injusticias pero también impulsar de forma voluntaria propuestas, iniciativas y actividades dirigidas a la integración, “no somos victimistas”. “Si todos nos unimos, tenemos más ideas”, sentencia Mohammad Harouiz, portavoz de la Asociación de Diversidad Cultural y Codesarrollo (Adicuco). Sin embargo, aclaran “no estamos todos, somos sólo una parte”. Entre sus novedades, la reciente creación de una comisión de Mujeres.
Crisis de los refugiados
La crisis de los refugiados provocada por la guerra en Siria tampoco pasa desapercibida para estas personas, que llaman la atención sobre el drama que sufren millones de personas en el Mediterráneo, que se ha convertido en “una gran tumba”. Así, llaman la atención sobre el hecho de que “muchas veces te das cuenta de que las mercancías circulan con mayor facilidad que las personas”.
Mauricio Pinto apunta que se trata de personas que, como ellos, quieren iniciar un “proyecto nuevo”, por lo que reivindican el “derecho a soñar”. “Somos una pesadilla errante”, lamenta.
Cambio en la Administración
Los colectivos de inmigrantes también han aplaudido los cambios de administración, tanto en la local como en la autonómica. Casos como los sucedidos en la conselleria de Cooperación, que dirigía el condenado por corrupción Rafael Blasco, han hecho mucho daño a la cooperación, indican. Con el PP “no se nos escuchaba”. De igual modo, ven con buenos ojos las políticas anunciadas desde el ayuntamiento que ahora preside Joan Ribó, “nos han abierto las puertas y ahora sentimos que nos escuchan”.